Esperando la Kristallnacht en Caracas.
Autor: Roberto Angoso.
Font: Guysen News International.
La cascada de declaraciones, comentarios racistas y antisemitas y simples andanadas contra el Estado de Israel del máximo líder venezolano, Hugo Chávez, han provocado los recientes ataques a bienes judíos y a una de las sinagogas de la capital venezolana. También Chávez, influido seguramente por sus buenas relaciones con los dos Estados más antisemitas del mundo, Irán y Siria, ha roto sus relaciones con el Estado hebreo y expulsado a todos sus diplomáticos, en un hecho sin precedentes en América Latina y que recuerda a esos gestos premonitorios, que después se plasmaron en la gran tragedia que significó el Holocausto, tan propios de la Alemania nazi y sus máximos líderes.
Ya hace unos años, en plenas navidades del año 2005, Chávez aseguraba, en pleno delirio antisemita, “que unas minorías, los descendientes de los mismos que crucificaron a Cristo, los descendientes de los mismos que echaron a Bolívar de aquí y también lo crucificaron a su manera en Santa Marta, allá en Colombia. Una minoría se adueñó de las riquezas del mundo, una minoría se adueñó del oro del planeta, de la plata, de los minerales, de las aguas, de las tierras buenas, del petróleo, de las riquezas, pues, y han concentrado las riquezas en pocas manos”. ¿Una boutade más del máximo líder? Pues no, puro antisemitismo en estado bruto que recuerda a los Protocolos de los Sabios de Sión, libro que seguramente le habrá regalado el presidente iraní en uno de sus ultimo periplo por las Américas. En este contexto, de constante desacreditación de la comunidad judía y el Estado de Israel, también se han producido los continuos y sucesivos viajes del sátrapa caribeño a Irán y Siria, países ambos que constituyen el nudo Giordano del antisemitismo mundial y patrocinadores de los dos principales grupos terroristas que sistemáticamente atacan a la que denominan como “entidad sionista”: Jizballah y Hamas. El primero de ellos, establecido en el Líbano y una mera correa de desestabilización de estos dos países en el País de los Cedros, provocó, en el año 2006, la guerra entre Israel y este país tras asesinar y secuestrar a varios soldados israelíes sin que hubiera habido provocación hebrea por medio; mientras que el segundo, Hamas, ataca permanente con cohetes caseros a las poblaciones civiles israelíes situadas en las cercanías de Gaza.
Israel, harta de aguantar más de diez mil ataques de este grupo durante años sin que la comunidad internacional hiciese nada por evitarlos, atacó, como todos recordarán, las bases terroristas de Hamas en Gaza el pasado mes de diciembre. Legítima defensa, no terrorismo.
Chávez, que nunca ha ocultado sus simpatías por regímenes más reaccionarios del mundo, como el iraní, que incluso castiga la homosexualidad con el ahorcamiento público en campos de futbol, se ha mostrado siempre a favor del empleo de los métodos terroristas contra el Estado de Israel, al que compara con la Alemania nazi, y a sus líderes, que por cierto son los únicos elegidos democráticamente en todo Oriente Medio, como simples asesinos dignos de ser eliminados de la faz de la tierra sin contemplaciones.
Nexos claros Venezuela-Hezbollah.
Ya el verano pasado, la agencia Efe informaba que Estados Unidos había acusado a un diplomático venezolano, Ghazi Nasr al Din, de trabajar para Jizballah y señalaba que el Gobierno de Caracas de "daba refugio" a agentes de ese grupo radical chií. Al Din fue el encargado de negocios diplomáticos de Venezuela en Damasco y ahora trabaja como director de asuntos políticos en la embajada de ese país en Líbano, según detalló la Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC, en inglés) del Departamento del Tesoro.
Al parecer, la capital venezolana se ha convertido en uno de los centros más activos de los radicales de Hamas y Jizballah en América Latina, tal como han denunciado numerosos periodistas y organizaciones internacionales. De la misma forma, Amnistía Internacional ha denunciado el léxico, los ataques retóricos y en medios y el discurso antisemita del régimen chavista, lo que ha valido a esta organización internacional el descrédito por parte del régimen chavista.
Ya se sabe, en cuanto se ataca a Chávez, la maquinaría mediática del régimen te acusa automáticamente de trabajar para la CIA y de ser un “esbirro” del imperio (media Venezuela ya es considerada “traidora y “vendida”, ¡qué cruz!).
El Nuevo Antisemitismo.
Pero las cosas, como se va viendo en la Venezuela chavista, en unos momentos en los que se anuncia la persecución e incluso la cárcel para los opositores, siempre son susceptibles de empeorar, como pudieron comprobar en su momento los judíos y perseguidos durante la Alemania nazi.
Las comunidades judías de Venezuela, por su parte, han llamado a la moderación (¿?) a todos los actores, pero muy especialmente a las instituciones políticas del país, y son muy conscientes del clima de grave crispación que se vive en la satrapía caribeña de este émulo de Goebels. Ya han aparecido en otras partes del territorio, como Maracaibo, pintadas ofensivas contra los judíos, banderas israelíes burdamente emparentadas con el signo nazi, la esvástica, y el ambiente de intimidación hacia los hebreos se extiende.
El nuevo antisemitismo, como todo el mundo sabe, tiene más que ver con el antisionismo, es decir, con el odio a Israel que con las viejas (y ya desacreditadas) creencias, por rancias, que trataban de presentar al judío como avaro, prestamista, tacaño y avaricioso, un ser despreciable por su aspecto físico y su apego al vil metal, al dinero.
Odian a Israel, lo consideran “criminal” y despreciable, para así expresar su antipatía general hacia el pueblo judío; Chávez ha “bebido” intelectualmente del pensamiento antisemita peronista, al estilo Norberto Ceresole, y del mundo reaccionario islamista de influencia iraní. El mecanismo, además, sigue siendo el mismo de siempre: primero se señala a los judíos como responsables y culpables de todos los males, como ocurrió en la Alemania nazi antes del Holocausto, y después se pasan a los tímidos ataques, tal como acaeció en toda la Europa ocupada antes de la tragedia final que tan fatales consecuencias tuvo para los judíos. Finalmente, se pasa a la acción final, la Kristallnacht o Noche de los Cristales Rotos, en donde el régimen nazi se quito la careta y mostró su faz más brutal: miles de judíos fueron atacados, otros miles internados en los campos de la muerte y otros, sabedores del final que seguramente les esperaba, optaron por escapar de aquel infierno en que se habían convertido miles de años de respetuosa tradición y cultura milenaria en suelo germano.
Ahora, Venezuela revive esta pesadilla de una forma casi calcada, como si la historia nunca se atreviera a pasar página y superar los más inciertos y negros presagios. Chávez, con su supina ignorancia y su lenguaje cavernario, casi parafascista, ha sembrado las semillas para el odio. Veremos qué pasa en los próximos meses. Atentos, la Kristallnacht nos acecha.
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